De pronto volví a sentir esa punzada bajo mi seno derecho y entré en pánico. Dicen que los tumores malignos (de los que hay que preocuparse) no causan dolor, son imperceptibles; pero mientras un médico ( y mejor si es oncólogo) no te dice "no es nada", el síndrome de La (Otra) Teta Asustada se dispara hasta cubrir todos tus pensamientos.
Así estuvo esta zorra asustada de cuerpo entero, las 24 horas del día hasta que descubrió que la causa de sus insomnios, las contracturas musculares y un permanente estado de distracción (como si me hubiera enamorado una vez más) se debía precisamente a esa punzada repetida debajo de mi seno.
Me armé de valor, reuní mis S/. 200 y fui a la cita con el doctor. Efectivamente "no era nada", era únicamente un dolor muscular. ¡Uffff!!! de la que me salvé. Bueno, hasta el momento estamos invictas...
Dentro de un año, cuando tenga que asistir a mi chequeo anual, enfrentaré nuevamente las inclemencias del síndrome de la (Otra) Teta Asustada, también conocido como pánico generalizado... que se agudiza más si el chequeo viene acompañado de una mamografía. El pánico ya no solo será por el resultado sino por la tortura de un procedimiento que seguramente inventó algún hombre que no sabe lo que es que le hagan sadwich a tu seno.
Foto tomada de www.exploralasalud.com