envueltos en las sábanas de tu cama, esa cama tuya
cargada de pesares
descubrimos las mil formas del amor;
mis senos como palomas alimentaron tus angustias
y tus pasos se perdían locos en la llanura de mi vientre,
¡oh! fauno enamorado
cabalgabas sobre mí desesperadamente
tus labios tomaron posesión de mi sexo
y una lluvia de estrellas bañó nuestros cuerpos
y tu semen vino a mí curando todas mis penas.
al final fumamos y nos quejamos del viejo colchón de paja
limpiamos nuestros sexos
hurgamos en viejos poemas la definición de lo nuestro
volvimos a fumar
y las cuatro paredes de tu cuarto se hicieron evidentes
tan claras y evidentes
yo te dije adiós y tú prometiste llamarme.
María Emilia Cornejo (1949-1972)
Magdala Editora
El amor, ¿qué tiene, qué veneno administra? ¿Por qué le tememos tanto que sólo a través del arte o la locura (casi lo mismo) terminamos de ingerirlo?
María Emilia se fue por mano propia, esgrimiendo la misma audacia que usó para ponerle verbo al cuerpo apasionado. Décadas más tarde, un antiguo amigo suyo, el poeta profesional José Ruiz Rosas dice "Ella era una chica que empezaba a escribir" . Parece que así es el oficio: requiere cumplir ciertos cánones establecidos por alguien a quien no conocemos. Esta zorra se queda con el poema.
lunes, 7 de diciembre de 2009
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Simplemente espectacular. No tengo más palabras y no creo que hagan falta.
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