viernes, 25 de diciembre de 2009

Mujer, alma de la fiesta



Las calles navideñas, entre luces y "sooopa le dieeeron al niñooooo" eran una mar de gente, ¿adónde está la crisis económica?. Envuelta en la masa lenta y nerviosa, pensó en un incendio, tan terrible como el de aquel año 2001, empezó a sentir pánico pero se sobrepuso, ¿en qué otro lugar conseguiría los fuegos artificiales tan baratos?. Sin consultar a su cansancio, tomó un taxi hacia el Jockey Plaza para comprar el regalo preciso para satisfacer a su hija, la conflictiva Paula, pobrecita. La cola en caja sólo demoró 25 minutos ¡vaya! y salió veloz rumbo a casa para mandar el pavo al horno de la panadería. Kikito se hizo el difícil para ayudarla a cargar la bandeja de 9 kilos de pavo embadurnado en salsa criolla. ¡Sólo son 50 metros, mi amor!. Los ruegos de madre lo ablandaron y al final el chico le hizo el favor. A las 9 de la noche ya casi había terminado la decoración de la mesa, a las 10 p.m. la familia estaba reunida, ¡al fin!, ese fue el momento que ella escogió para ir a su cuarto y terminar de envolver regalos, ¡ay, se le olvidó la empleada! Sin más, cogió el frasco de colonia que le regalaron en su cumpleaños, aún no estrenado por supuesto -¿o si?- ¡Listo! Se sintió una directora de orquesta dispuesta a afinar los instrumentos... pero ¡aún no! Por suerte se dio cuenta que estaba apestando a caos navideño. Este es mi momento se dijo bajo la ducha pero Paco venía a buscarla "mujer ¿dónde te has metido? no encuentro el sacacorchos" Una brisa de satisfacción rozó su frente, siempre es grato que la necesiten a una, pero puso un tono afligido para responderle "¿No puedes hacer nada por tí solo? pregúntale a Eduviges, yo estoy cambiándome"
Regia, el alma de la fiesta, salió a prodigar el encanto de su presencia. La abuela estaba tranquila en su silla, Paco que le daba duro al trago, la chica hablando por el celular (corta hijita, corta eso), Kikito-mi-amor, una tía solterona y el gay de su cuñado como siempre a cargo de la bulla. Todo en su sitio. Ni una hilacha de imperfección se coló en aquella Nochebuena para el recuerdo, hump, casi... las velas se derritieron rapidísimo y ya estaban incendiando la corona de adviento, ¡quería matar a alguien! sin embargo todos rieron, ella también rió un poco. ¡La foto! Se colocó de semi perfil (para afinar la silueta), bajó el rostro, elevó la mirada (lo aprendió de Lady Di) y ya. Luego, ella tomó la cámara digital que todavía no termina de pagar, enfocó, reordenó el grupo, volvió a enfocar ("¡ya pues, apúrate!") y tomó la más preciosa fotografía que te puedas imaginar. Hacer las cosas BIEN es algo que aprendió directamente de su mami, hoy le resulta tan natural como si fuera una segunda piel. Entre cohetes y luces, cayó rendida en la cama, pero antes de dormir recordó, ¿por qué será?, a su primer enamorado, un flaco marihuanero que por suerte se fue a vender artesanías por el mundo y no volvió a saber más de él. Feliz Navidad donde estés, mi amor, musitó casi dormida. Cuando Paco llegó a molestarla, ella se negó a despertar, ya se sabe que Paco no termina borrachera sin sexo. "Estoy muy cansada" le dijo y siguió soñando artesanías.
(Este espeluznante relato está dedicado a una amiga a quien quiero mucho y a quien deseo muchas fiestas imperfectas en esta vida, en donde ella no sea indispensable)

6 comentarios:

  1. ¿Cualquier parecido con la realidad es puera coincidencia...??? Hasta cuando nos sonaran conocidas estas historias de mujeres sin límites y, además, felices...(Plop)

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  2. ¿Qué pasó ayer con el blog? Desapareció todo el día.
    Saludos

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  3. Felicicísima, como dijo mi tia Clelia antes de morir de infarto

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  4. ¿Desaparecio el blog? ¡Con razon me sentia sola!

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  5. esto de ser una "mujer perfecta" asusta. buen post. besos

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