domingo, 18 de octubre de 2009
El banquete con tu sanguchito en la cartera
Ayer estuve en un quinceañero en Villa El Salvador. Me di cuenta lo tía que estoy porque llegué con mi chal abrigado (para noche primaveral limeña), pero las abuelas y yo éramos las únicas porque todas la demás, ¡tooodas!, usaban los hombros al aire! Cuando le dije a mi joven vecina "oye, ¿no sientes frío?" me señaló una telita de araña de lamé que se había puesto encima, a la que llamó "abrigo". Estando así las cosas, empecé a mirar la oferta de chicos en las galerías y ñam, ñam, estaban bastante bien, con sus pelos cortos engominados a manera de coronas de fuego y su arete de brillante en la oreja. Luego miré a mi parejo al costado, bien formalito dentro de su corbata-de-día-de-fiesta, tras lo cual pensé "Me he venido a un banquete, trayendo mi sanguchito". De todas maneras, mi compañero ya me conoce, sabe que conmigo va a las fiestas a bailar, así que no me dejó perder una pieza: salsa niuyorkina, el Arbolito, Al Fondo hay Sitio y de rato en rato algo de rock para los antiguos. Ah, ¡qué rico es bailar! Cuando me di cuenta, la pista estaba llena de círculos de mujeres bailando solas, de lo más animadas. ¿Y dónde están los hombres? Los plomazos se habían apoderado de una esquina del bar para darle duro a la cerveza, miraban con ganas a las chicas, movían los pies, hacían saliva, pero continuaban sentados en sus sillas. Una abuelita me dijo "anda, saca a ese muchacho, hay que hacerlos bailar"...ahhhhh, ehhhh, uhhhhh Recordé las mil fiestas de mi adolescencia, cuando las mayores me decían esas cosas y yo, pánfila, creía que de verdad los chicos sólo esperaban un empujoncito.
No señora, yo he traído mi sanguchito, le dije mientras jalaba a mi parejo para movernos con una vibrante Terecumbia.
Ah, esa gente que le hace propaganda el sexo sin compromiso no sabe lo que se pierde
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¡Qué risa! Me hiciste recordar a mi abuelita que siempre tenía frio. Anoche ví también a unas quinceañeras, todas en sandalias y vestidos casi veraniegos caminando por ahí. ¡A mí me dio frio verlas!
ResponderEliminarCoincido contigo con eso del frío, si no vas en tiritas eres una reverenda tía!!!! Y esa sesación de dónde estánlos hombres es tan terrible que a veces pienso que somos una generación de sobrevivientes (sin pareja) en tiempos de posguerra.
ResponderEliminarPor eso, levantemos nuestra voz unida: ¡qué viva el sanguchito!
ResponderEliminarlas terecumbias son la voz nada que baladitas
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